Hace unos días hicieron una encuesta a cien internautas para que votasen que tres fotografías consideraban las más importantes de la historia. La primera escogida era una instantánea de la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki; la segunda, el hombre pisando por primera vez la Luna, pero la tercera fue la que más me gustó, mostraba a dos enamorados besándose mientras el mundo gira a su alrededor. Me gusta saber que entre las tres fotos más importantes de la historia están dos enamorados, congelados en un beso interminable, refugiados contra el olvido, quizás es eso lo que sentimos cuando vemos fotografías antiguas, que por ellas no pasa el tiempo, como esos mosquitos atrapados en ámbar durante millones de años, el mundo sigue adelante pero ellos se quedan allí atrapados para siempre, sin cambiar, como las fotos guardadas en una caja de zapatos… instantáneas de otro tiempo, que nunca volverá.